domingo, 8 de diciembre de 2013

"El artista como coleccionista"

“Los artistas son coleccionistas de impresiones, sensaciones y experiencias visuales de todo tipo, propias y ajenas, reales y media místicas, imaginadas y soñadas;  ellos almacenan imágenes como otros acumulan dinero (o monedas, estampillas, libros, tec). Y luego trabajan con ello, lo transforman, lo mezclan, lo dan vuelta de pies a cabeza, lo toman irreconocible o extraen detalles de ello, en pocas palabras, crean algo nuevo, una obra estética en la cual, mediante la habilidad artesanal, la fantasía y  la penetración intelectual, ha tomado forma inimitable lo subjetivo y lo típico actual.”
Michel Nungersser
(Texto extraído del catalogo de Wolfagang Luh “Made in Germany”  1993).

Este pensamiento nos revela características raramente señaladas dentro de la conducta de los artistas, al poner el énfasis en la acción de coleccionar, denotamos la intencionalidad de los actos de apropiación y extracción con respecto a la producción artística, desde niveles de pensamiento, como puede ser el de concepción de una obra, momento posterior a la captación de los elementos que conforman la obra de arte.
El artista ya no es solo ese personaje ingenuo, creador, que a través de su inspiración compone melodías dentro de lo visual, sino que también puede ser un manipulador del bagaje que ha coleccionado. Y que esta característica de coleccionista de imágenes se nos revela en realidad como coleccionista de ideas, por consiguiente manipulador de ideas.
En mi caso personal me considero un total coleccionista, no solo a nivel de pensamiento, sino también por la praxis misma de mí hacer artístico. Por cómo me apropio del material para mis obras, por la metodología de composición que poseen, y por la casi siempre (como constante) construcción en serie que planteo para su desarrollo.   
El material para mis obras es extraído de diferentes ámbitos, como por ejemplo el ambiente hogareño. Este es un lugar interesante en donde encontrar pequeños objetos, pequeños elementos que a través del desgaste causado tal vez por la manipulación, por el roce, por el transito, nos dan cuenta de su historia. Ni hablar de lo podemos encontrar en los espacios públicos como la calle. La gente saca de sus casas cosas que han perdidos para ellas valor desde su significación, como así también desde sus deseos de consumo. Pero están cosas ante mí se me suelen revelar con un alto grado de belleza estética, pero sobretodo simbólica. Un ejemplo de ello puede ser una pila de ladrillos usados, los restos de revoque, de pintura que pudieran tener los ladrillos, lo desigual en sus tamaños, en sus morfologías, condimentan estéticamente a esta construcción casual en vía pública, y  pueden evocarnos innumerables metáforas.
Otros lugares públicos suelen ser los comercios, los grandes almacenes, las jugueterías, artesanos, vendedores ambulantes, ferias de todo tipo, etc. En donde por pequeños montos de dinero podemos encontrar elementos, objetos, utensilios, que pueden ser extraídos de su propia esencia (Un florero, con utilidad de florero, pero que en realidad es cualquier cosa menos un florero), o tal vez ese objeto, juguete, o lo que fuera que necesitáramos para una obra.
Otro artista que ha solido usar este tipo de apropiación es Víctor Grippo, que de su obra “Mesas de trabajo y reflexión” (Instalación 1994) Comentaba:

“En mis obras hay zonas fácilmente descifrables que muestran se significado evidente. Lo que tiene que producirse es una modificación en la reflexión del espectador, ya que intento elevar el tono general de las cosas simples, no abstractizándolas, sino jerarquizándolas. Alguien me dijo que no había que pintar los dos árboles en el paisaje, sino lo que había entre esos dos árboles y que no se veía. Lo mismo pasa cpn los objetos cotidianos: debemos reparar en lo que no se ve de ellos. La materia prima esta por todos lados, a la vista, y sin embargo descubrirlo es lo más precioso, porque se descubre la forma. Lo más simple se puede transformar en lo más elevado, en el sentido doble, en lo material y espiritual, que nunca deben estar separados. La naturaleza tiene esa doble situación que el hombre separa con fines especulativos, pero que en realidad constituye un todo funcionante.”
Víctor Grippo
(texto extraído del catalogo “Víctor Grippo una retrospectiva 1971-2001 MALBA, 2001)

            En estas palabras de Víctor Grippo vemos como el artista destaca un aspecto importante de sus obras, el cual a mi me resulta muy interesante e intento trasladarlo a mi producción, que es la identificación del espectador en el total o en algún componente de la obra de arte, que le permita a este aproximarse y reflexionar frente a ella. De esta forma vamos intentando achicar la brecha entre la obra y el espectador, entre artefacto artístico que propone una reflexión, y el espectador común sin ningún conocimiento en arte, que cree que el arte es eso extraordinario e incomprensiblemente bello que desde los museos y galerías de arte se comercializa.  
            Este objeto o parte de objeto, que es cotidiano y que es encuentra jerarquizado en su esencia, por formar parte o simplemente estar transformado en un producto artístico, facilita la integración entre el contenido de la obra y los espectadores.
Los espectadores encuentran en la obra de arte algo familiar, algo que dominan, que pertenece a su cotidiano; esto les facilita dentro del plano vivencial la lectura del conjunto de la obra, entendida esta como medio por el cual se puede trasmitir pensamientos, ideologías.
Cuando hablamos de que el espectador encuentra algo familiar, lo analizamos en el aspecto más general que se desprenda de su significado: porque lo familiar puede estar no solo en trabajar con objetes sacados de la vida real, sino también se puede dar en lo estereotipado de las imágenes usadas en las obras, o tal vez en color que el artista les otorgue, en la temática que desarrolle, o simplemente en las formas de decir las cosas, en el medio por el que busque comunicarse con el espectador.
La obra entendida como vehículo por el cual se transmiten ideologías nos da cuenta de la potencialidad con que esta obra se podrá manejar en su contexto.
La idea que busco poner en juego en relación a mi producción artística empieza con valerme del reciclaje, de la re significación que se puede realizar desde este accionar, de ver al mundo que me rodea como un gran depósito de materiales físicos, como son todos aquellos que son manipulables, como también de materiales abstractos, como son las imágenes mentales, desde imagines mnémicas hasta registros fotográficos o escenas determinadas. Todo lo que sirva para llamar la atención del espectador, no desde la sorpresa de lo desconocido, de lo que no se pueda entender, sino desde la sorpresa de poder reconocer algo familiar en un lugar en donde no se lo espera.
La posibilidad de que el espectador logre reconocer algo que le sea familiar cuando se situé frente una obra, ayuda a la compenetración de este y la obra de arte.
Al trabajar con objetos sacados de la vida cotidiana, o como se suele decir de la vida real, elementos producidos por la industria o derivados de procesos de industrialización, y manipularlos como material para la construcción de mis obras o para el desarrollo de mis procesos creativos, me hago eco y me apropio de lo que Nicolás Bourriaud denomina “Postproducción”.
“En mi libro Postproducción intento sentar las bases para una cultura del uso de las formas, de los signos y de las obras. Al volverse generador de comportamientos y de nuevos usos potenciales, el arte viene a contradecir la cultura pasiva oponiendo las mercancías y sus consumidores; hace funcionar las formas dentro de las que se desarrollan nuestra existencia cotidiana y los objetos culturales propuestos para nuestra apreciación. ¿Y si la creación artística pudiera hoy compararse a un deporte colectivo, lejos de la mitología clásica del esfuerzo solitario? Son los espectadores los que hacen el cuadro, decía Marcel Duchamp, una frase incomprensible si no se la asocia a la industria general de la emergencia de la cultura del uso, para la cual el sentido de la colaboración, de una negociación entre el artista y aquel que contempla la obra. ¿Por qué el sentido de una obra no podrá provenir tanto del uso que se hace de ella como del sentido que le da el artista? Tal es mi hipótesis: ¿Aquello que se denomina arte de apropiación no es por el contrario un acto de abolición de posibilidad de la propiedad de las formas? 
El DJ es la figura popular concreta de ese colectivismo, un practicante para quien la obra pegada a su firma no es otra cosa que un punto dentro de una larga línea sinuosa de tráficos, bricolajes, etc.    
N. Bourrriaud.
(El autor sobre su libro “Postproducción” 2002). 

Nicolás Bourriaud en el desarrollo de su idea de postproducción nos habla de la apropiación y re significación de materiales preexistentes, en pos de generar significados a partir de la selección y combinación de elementos heterogéneos, siempre pensando en la conformación de un todo homogenizo, o no, según lo demande la intención que evoque la obra.
Este aspecto desprendido de la postproducción, la de poder proponer re significaciones a partir de las obras de arte, es el que más me interesa desarrollar en mis producciones. Concibo a mis obras como relatos, buscando que el espectador se pueda apropiar de algo a través de la identificación, de esta forma comenzara  la interacción entre él y la obra; entre la intencionalidad del artista y todo el bagaje experiencial del espectador.
Guillermo Lupiañez 
2006



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